Una de las principales fuentes de ingreso de las instituciones eclesiásticas en Hispanoamérica, fueron las obras pías y las capellanías de misas. Las razones que las impulsaban eran diversas: estatus y prestigio social de la élite; beneficios a miembros de la familia que habían elegido el estado clerical o que eran dependientes económicamente; y motivos religiosos que obedecían a la preocupación por el destino del alma después de la muerte. Las obras pías y las capellanías de misas se fundaban poco tiempo antes de que muriera el donante a través de un testamento o bien, en cualquier momento de su vida mediante un contrato. Pertenecían al rubro de las donaciones y se diferenciaban de las limosnas y de los legados testamentarios en que se hacían con un propósito específico, se formalizaban mediante un contrato y los montos generalmente eran mucho mayores. Operaban bajo el principio de la reciprocidad, esto es, el donante beneficiaba a una persona o institución mediante la donación, y en recompensa, la persona o institución se comprometía a hacer sufragios por su alma. Asimismo, la donación podía efectuarse con dinero en efectivo, mediante la donación de algún inmueble o por medio de crédito (censo consignativo).
Los textos que se presentan a continuación, contienen información relativa a las capellanías fundadas a favor del Monasterio de Clarisas de Antigua Fundación durante el siglo XIX. Incluyen las siguientes temáticas: los fundadores, los montos donados, tipos de donaciones, propiedades cargadas, beneficios para los fundadores, compromisos de inversión por parte del Monasterio, estados de cuentas, entre otros.